viernes, 7 de septiembre de 2012

Taller III: Carta a un compañero/a


Estimado compañero/a:


Mi nombre es Mónica Treyer, soy estudiante de la carrera de Ciencias de la Educación en la Universidad Nacional de Luján y  quiero compartir contigo mi vivencia acerca   de cómo ha sido mi  participación en la sociedad, y en  las distintas instituciones en las que me he ido formado. Es decir,   cómo fui tomando parte y de qué manera fui interviniendo.Para comenzar quisiera hacer referencia a la definición “Participación” que se traza en el diccionario de la Real Academia Española. “Es la acción y efecto de participar tomar o recibir  parte de algo. Compartir, tener las mismas ideas”.
Desde mi punto de vista  creo que existen diferentes maneras de participar. Podemos hablar de “pseudo participación” y de “participación real” entre otras.Al hacer referencia a la “pseudo participación” entiendo que se trata deUna supuesta participación, participación aparente, inexistente, o  falsa.Cuando inicié la escuela primaria a principios de  la década de los ´90 recuerdo no haber tenido participación real en la toma de decisiones en cuanto al proceso de enseñanza- aprendizaje, ni en el funcionamiento general en la institución. Mi participación se veía reducida solamente a responder a los estímulos y consignas de la docente a cargo.Nueve años después (2000)  cuando ingreso al nivel secundario por ese entonces llamado “Polimodal”, no ocurrieron grandes cambios al respecto, todo seguía igual. Solo participaba de alguna actividad en la institución cuando los docentes lo proponían, de lo contrario mis días transcurrían en acatar las normas y/o consignas instituidas.No obstante, hasta  ese momento de mi vida, yo creía que era partícipe en la institución educativa, porque portaba la bandera, participaba de los actos escolares y  de algunas propuestas en clases.Luego,  al cumplir los 18 años de edad, estaba en condiciones de llevara a cabo  mi deber cívico en la sociedad, estaba preparada para  participar política y democráticamente, para  elegir  a mis representantes a partir de la emisión del sufragio universal, secreto y obligatorio.A pesar de estar  en condiciones de votar y de elegir quienes serían los que me representarían en el gobierno argentino, no tenía idea de a quiénes iba a votar y porqué. En el año 2003 voté por primera vez  y fue para mí muy importante, ya que veníamos de atravesar como argentinos una de las crisis más fuertes de nuestra historia.  Sin embargo, no tenía plena conciencia de a quién había elegido y porque, simplemente  en ese momento me dejé llevar por el sentido común, y  lo que escuchaba en mi entorno cotidiano. Es así cómo viví mi primera experiencia electoral.En el año 2004 ingreso a la carrera Ciencias de la Educación, creo que como todo ingresante, no sabía nada, era un mundo nuevo que tenía que conocer.Recuerdo que en una de las primeras clases en la UNLu,  se acercaron unos estudiantes del Centro de estudiantes de Ciencias de la Educación, los cuáles hablaban acerca de las políticas sociales de ese momento, juntamente con las problemáticas que se manifestaban en la universidad, los cuales dejaron una invitación para participar de una asamblea abierta en la que se discutirían los temas antes mencionados.Es en el ámbito académico y universitario donde por primera vez pude tener otra visión de sociedad, me pude ver como sujeto político e histórico  capaz de modificar el presente. Como decía  Paulo Freire “la Educación no cambia al mundo, cambia a las  personas que van a cambiar al mundo”.
Fue en la universidad donde empecé a darme cuenta que realmente podía   participar y donde por primera vez sentí que podía hacer escuchar mi voz.  Es en este lugar  donde docentes comprometidos con sus prácticas fueron generando  espacios de participación  en el que los estudiantes podíamos ser realmente escuchados, pues  teníamos mucho para decir y compartir.Sin embargo, no  todos los docentes Universitarios favorecieron espacios de participación para debatir reflexionar sobre cuestiones que nos atañen como estudiantes y sujetos políticos. Todavía seguía presente una concepción tradicional de la enseñanza, en la que el docente se limita a enseñar su contenido y donde los alumnos se consideran  tabla rasa en la que se depositaba el conocimiento.No obstante, me atrevo a decir que no todo está perdido, y que hay mucho camino por recorrer, simplemente es necesario tomar la decisión de comprometernos como estudiantes,   sujetos sociales y  futuros Lic. en Ciencias de la Educación en la que una verdadera y real participación es posible.